Hay varias interpretaciones de Apocalipsis 6; como de cualquier otro pasaje de último libro de los Escritos Verdaderos y Eternos, de acuerdo al carácter del analista. Algunas de esas interpretaciones dan susto, otras pueden dar alegrar otras son un poco raras, como la siguiente:

           Transcribiendo lo que se lee en la Biblia de Jerusalén (Católica, Apostólica y Romana). “Seguía mirando, cuando el Cordero abrió el primero de los siete sellos. Oí al primero de los cuatro Seres que decía con voz como de trueno: “Sal”. Miré entonces y había un caballo blanco; el que lo montaba tenía un arco; se le dio una corona, y salió como vencedor para seguir venciendo”. Esta es la raza blanca mayormente representando a la gente que dirige los países adelantados y por qué no decir los pocos que dirigen los países subdesarrollados, como el nuestro.

           “Cuando abrí el segundo sello, oí al segundo Ser que decía: “Sal”. Entonces salió otro caballo, rojo; al que le montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos con otros; se le dio una espada grande”. Estos son los indios y mestizos, somos nosotros los bolivianos que realizamos manifestaciones, discursos, paros, bloqueos; perjudicando a nosotros mismos, sin ninguna solución.

           “Cuando abrí el tercer sello, oí al tercer Ser que decía: “Sal”. Miré entonces y había un caballo negro; el que le montada tenía en la mano una balanza, y oí como una voz en medio de los cuatro Seres que decía: “Un litro de trigo por un denario, tres litros de cebada por un denario. Pero no causes daño al aceite y al vino”. Estos son mayormente los africanos, donde hay hambre, un kilo de trigo costará el salario de un jornal. En ese continente casi todos los pueblos son mercados; compran y venden, por falta de fuentes de trabajo; un poco que nos está gustando y así se están convirtiendo los centros de las ciudades, especialmente de La Paz.

           “Cuando abrí el cuarto sello, oí la voz del cuarto Ser que decía: “Sal”. Miré entonces y había un caballo amarillo (verdoso), el que lo montaba se llamaba Peste, y el Hades le seguía”. Son los chinos mayormente hay que temerlos. Antiguamente y en especial, el siglo pasado, nos hicieron daño, al echar por la ventana grandes cantidades de estaño, tungsteno y antimonio, que causaron fluctuaciones del precio de esos metales, y nosotros que somos productores en especial de estaño, cuya explotación estaba basada nuestra economía de nivel de vida muy bajo. Ahora China se ha convertido en potencia industrial y esto buscando esos minerales porque sus depósitos se están agotando, y no solo esos sino también de zinc, cobre y hierro

           Los chinos desean entrar en explotaciones de petróleo y gas en condiciones más ventajosas que las trasnacionales tradicionales. Además, la Biblia indica que van a arrasar a una cuarta parte de la humanidad.

           Toda interpretación realmente es apocalíptica, que, consultando cualquier pequeño diccionario, quiere decir: obscuro, enigmático y terrorífico. ¿Qué hacer? ¿Cómo podemos emblanquecer el color de nuestra piel, o aparentar otro color? Nuestro mundo está cada vez más complicado; siga leyendo A-6.

           La respuesta de la gran esperanza, están también en la Sabia Biblia. Unas líneas después del relato de los cuatro caballos, ya en A-7: 9 adelante, se lee: “Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podía contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritan con fuerte voz: “La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero”.

           Ahora bien, querido lector si no le gusta esta interpretación de los cuatro caballos, lea otra, pues la Biblia es verdadera en lo fundamental, pero en lo específico deja a cada creyente o cualquier individuo a interpretarla. Oh Señor cuan insondables son tus caminos. “Porque no son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos -dijo Yahveh. Como son más saltos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” Isaías 55: 9 y 10.

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